Documental “Cuentos de arrieros”
Luego
del éxito de “El misterio de las lagunas”, el cineasta venezolano, Atahualpa
Lichy, vuelve en busca de las historias, costumbres y tradiciones que tienen
arraigadas los habitantes, especialmente los arrieros, de los poblados andinos
ECS/ Karley Durán
Tras tres años sin publicar una película y
luego del éxito del Misterio de las lagunas, el realizador, Atahualpa Lichy,
toma nuevamente el riesgo de una producción cinematográfica, cuyo rodaje durará
aproximadamente cinco semanas.
La primera semana de producción del
documental, “Cuentos de arrieros”, comenzó en los pueblos del Estado Trujillo. La
estancia en cada municipio es de entre uno o dos días. En el municipio Boconó, se
filmó la Laguna de Los Cedros, Laguna de Aguas Negras, Las Palmitas, Campo
Solo, El Trapiche de Los Clavo y Niquitao.
¿De dónde surge la
idea de hacer documentales en Los Andes venezolanos?
La idea de los documentales siempre es algo
extraña y Venezuela ha cambiado mucho, pero en Los Andes uno ve a la Venezuela
de hace cuarenta años, no una Venezuela de miserables sino del pasado, donde
hay gente que ha tenido una vida difícil pero no triste. Esa manera de vivir, esas tradiciones y
raíces de las que estoy convencido es necesario conocer para poder sobrevivir,
deben ser rescatadas para que el resto de Venezuela y el mundo las conozcan.
En arte tú nunca sabes lo que estás haciendo…
Con “El Misterio de las lagunas” tuve suerte, ya estamos por 44 festivales, es
una película diferente, porque sólo tiene comentarios cantados, no hay una
historia, son fragmentos de historias que al final se unen. De esa surge
“Cuentos de arrieros”, costumbres y tradiciones que están arraigadas en los
habitantes de Los Andes venezolanos, historias naturales.
El equipo técnico
El cine es una profesión donde hay poca
gente. Este tipo de películas es difícil de hacer, nos quedamos uno o dos días
en cada pueblo, es un trabajo donde se tiene que estar muy unidos. El equipo
debe tener algo de coherente para evitar las aflicciones, tener calidad técnica
y al mismo tiempo, calidad humana.
¿Un personaje andino?
Uno siempre está conociendo personas
extraordinarias. Los Andes me gusta muchísimo porque mientras más lo conozco,
más me acerco a la gente. A Rafaela Baroni la conocía como artista y ahora la
conozco humanamente, ¡es un personaje extraordinario! También conocí a una
señora de 92 años tachirense, toca bandolina y gracias a ella se volvió a crear
ese instrumento que estaba casi desaparecido.
El cine venezolano
Lo conozco bien, he visto muchas películas
venezolanas. Es un cine que ha tenido movimiento browniano. Lo bueno en este
momento es que el cine venezolano encontró una velocidad de caminar sin tener
tantos altos y bajos, se está estableciendo como un cine permanente, que se
renueva. Lo que más me gusta de este cine, es la diferencia entre todas las
películas, La Hora cero no se parece
al Misterio de las lagunas ni a Habana Eva, esa variedad me gusta.
“Me gusta el cine que sea cine, ese donde las
personas van a una sala de cine y hacen silencio, donde descubren el misterio
que no se da en la casa”.
No me gusta el conformismo, me gusta tomar
riesgos. Prefiero a alguien que haga algo no muy bueno tomando riesgos que
alguien que haga una cosa correcta sin tomar ningún riesgo. Porque no va a
tener mucho interés. Cuando hago cine necesito estar libre para hacer algo nuevo,
que no se parezca a nada por eso siempre olvido la película anterior.
¿Un sueño por
cumplir?
Cantidades, pero tengo ganas de hacer una
ficción de Venezuela. Yo creo que cada quien tiene su país, hace veinte años se
hablaba de las realidades, ahora se habla de otras cosas. Aquí hacen falta
películas que hablen de muchas cosas como: de los problemas de los jóvenes, de
las posibilidades que tienen las personas y de las realidades del país de hoy.
¿Un credo?
El valor humano.
¿Un amor?
-Entre risas responde- ¿un amor?, muchos… no
puedo estar en un lugar sin tener una emoción. Adoro el desierto, el cine, la
música, viajar y la naturaleza.
El público y los
futuros cineastas
El público que siga viendo cine venezolano,
que vayan al cine, que no compre los quemaditos. Para los cineastas en
formación que no tengan desprecios por la vida y que toman riesgos.
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