A 100 años de la explotación
petrolera en Venezuela y como actividad central del 7mo aniversario de la
carrera de Comunicación Social en el Nurr, el sociólogo y ensayista, Miguel
Ángel Campos, explicó la cultura del petróleo

En la actividad central del 7mo aniversario de la carrera
de Comunicación Social llevada a cabo en Sala de Cine “José Ignacio Cabrujas”,
el pasado miércoles 30 de abril, Campos definió la cultura del petróleo como la
verdadera historia de Venezuela, entendida como identidad, origen y
configuración.
Asimismo, el articulista explicó que “existe una teoría que
domina las expectativas del hombre común que no sabe mayor cosa del petróleo,
es la tesis del petróleo perverso; esta hipótesis dice que irrumpe en una
sociedad armónica, agroexportadora, que desgarra la identidad y trastorna la
vida de una sociedad que busca ser feliz”.
Desde una concepción tradicional del hombre venezolano, el
hidrocarburo destruyó la agricultura, arruinó el campesinado, hizo al
venezolano pícaro y trajo la inflación. Sin embargo, “en un principio, el
término “petróleo” se consideraba algo económico, pero luego se
convirtió en un modelo de vida mejorado a través de la aculturación”, detalló
Campos.
En su explicación, el conferencista, dijo que la industria
del combustible está considerada como una industria de alto impacto en las
relaciones interpersonales e interinstitucionales.
“Como economía tiene una gran capacidad moderna en las
estructuras de la humanidad; pero los que estudian la cultura del petróleo
suelen omitir una sociedad de pocas tradiciones civiles. Es por ello, que aún
sin petróleo, ésta retendría sus hábitos patológicos”, aseguró.
Además, insistió que la narrativa del petróleo en Venezuela
es un paradigma de interrelación que produce una redención por
retaliación. La cultura del petróleo busca explicar su pureza, además del
cinismo de la sociedad.
La disminución de la mortalidad infantil y
materna, así como también la erradicación de las enfermedades endémicas y la
posibilidad de que los grupos se planteen un proyecto de vida, de estado de
derecho; es producto del petróleo en Venezuela, aseveró el crítico
literario.
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